Suena el timbre y entra una clienta en la tienda AGAIN de Serrano. Nada más traspasar el umbral, nos comenta que lleva una semana paseando por Serrano y siempre se detiene en seco en el escaparate para ver un fular bordado que tenemos puesto en el hombro del maniquí; y del que se confiesa absolutamente enamorada.
Es fular en cuestión es blanco, con motivos de cachemir en los bordes en tonos verdes y anaranjados. El blanco siempre es caballo ganador a la hora de combinar con todo. Éxito asegurado en el que bridar por la belleza y la elegancia. ¡Chapeau!
Dependiendo de la luz , se percibían de una manera muy sutil, unos dibujos por todo el fular. Eso es porque nuestras hilanderas emplean una técnica ancestral y muy laboriosa para que los dibujos queden impresos en el fular que sólo se consigue gracias a sus manos expertas. ¡Bravo por ellas! Nos recuerda a los tejidos con dibujos damasco que aparecen y desaparecen consiguiendo un efecto elegante y muy chic. ¡Una auténtica joya!
Carmen, nuestra adorada clienta, nos cuenta que el otro día durante una merienda con amigas, se quedó patitiesa en una cafetería donde el aire acondicionado estaba muy alto. Y en un ataque de sinceridad, nos reveló, en un guiño entre sonrisas, que estaba esperando a nuestras rebajas para lanzarse a por una pashmina aprovechando el precio al que están ahora. < La mejor inversión> cuenta feliz.
Se la prueba para cerciorarse que le queda fenomenal y empezamos a ver cómo ponerse un fular para que el dibujo se observe en todo su esplendor.
Primero se lo coloca a modo de chal sobre los hombros, luego sobre uno sólo, lo pasa alrededor del cuello para después, atarlo con un original nudo para proteger la garganta de fríos imprevistos.
¡Le queda genial! Carmen, guapísima, ya se imagina con el fular sobre su cuello paseando por la ciudad. Esta vez, quien brilla es ella. ¡Es un sol andante!
La miramos entusiasmadas y en plena empatía con su felicidad le decimos que es la última que queda en ese color. ¡Bingo! Nos contesta. Sonriendo y sin pensarlo dos veces, la empaquetamos y se la lleva más feliz que una perdiz, para disfrutar de sus vacaciones en Canarias.
Pero ¿cuándo se va a poner el fular?
Nuestra sabia clienta sabe cómo y cuándo ponerse un fular. Aprovecha el tamaño y lo poco que ocupa para llevarlo siempre encima. Nos comenta, que todas las noches en Canarias son frescas y el fular es su mejor amigo. Un delicioso, sensual y acogedor compañero de viaje.
Historia del Fular
En cuanto salió por la puerta de la tienda, empezamos a investigar sobre el origen de los fulares para contároslo. Por lo visto, desde hace más de 3000 años se usaban los fulares en oriente medio. La técnica que usaban era pisando el algodón o lino hasta crear una tela apretada y densa que resultaba más fácil de manipular. A todos nos recordará esto a como elaborábamos el vino, el momento de pisar las uvas … ¡Todo queda en casa!
De estos países pasaron a la cultura de occidente donde comenzaros a utilizarlo tanto hombres como mujeres.
Se le da el nombre de “foulard” en Francia en el S. XVIII. Ahí, gracias a los tejidos de Lyon y los talleres de seda del norte de Italia, se empiezan a hacer fulares de una calidad exquisita y propia de reyes. Comenzaron a decorar estas prendas con dibujos y bordados y pronto se empezó a exportar, creciendo sus adeptos a marchas asombrosas. Lucir una joya suave, cálida a la vez que ligera es altamente apetecible.
Las mujeres, fascinadas con esta prenda, la utilizaban como adorno o para cubrirse la cabeza en señal de respeto. Los hombres, en cambio, la llevaban en el cuello.
El rey Luis XIII puso de moda llevar el “foulard” anudado al cuello de una forma especial que llamarón “cravat” que con el paso del tiempo daría lugar a la corbata que conocemos hoy en día.
En el S.XIX, la Emperatriz Josefina Bonaparte era una gran enamorada de los “foulard” y llego a tener más de 500.
En el S. XX el fular siguió en pleno apogeo, llegándose hacer verdaderas obras de arte hechas a mano.
Formas para vestir un fular
Todos sabemos lo importante que es saber ponerse un fular, porque una prenda tan especial que puede caer en ser simple si no le ponemos la gracia que todas tenemos dentro.
Un fular tiene infinidad de posiciones. Hoy os dejamos dos fotos con diferentes formas de ponerse un fular.
Probar y veréis que uno puede ponerse un fular de diferentes formas, consiguiendo que parezca otro. Además, os podréis poner un fular en cualquiera de las estaciones del año. Ya sea otoño o invierno, primavera o verano, no hay nada como un fular para estar realmente espectacular. No pesa, es ligero y su suavidad protege del frío a la vez que envuelve en elegancia,
Aprovecha nuestras rebajas y no te quedes sin un fular de cashmere hecho a mano por las hilanderas del Himalaya. Una inversión que amortizarás todo el año y del que no te aburrirás jamás. ¡No te quedes sin la tuya!
Tu mejor compañero de viaje te espera en AGAIN Cashmere, tu tienda del CASHMERE!